Como ya lo habrás visto en todas las noticias, el lunes Portugal, España y partes de Francia sufrieron un apagón.
Así que siéntate cómod@, agarra tu taza de café o de té y acompáñame desde la lejanía a un lunes de apagón en O Porto.
Antes que nada quiero que sepas que están arreglando algunos apartamentos en mi edificio, así que para las 12:45 del lunes mientras estaba JUSTO saliendo del baño veo que se me va el internet. Lo primero que me sospeché fue: “los trabajadores de seguro sobrecargaron la luz del edificio”. Entonces cuando decido salir como Doña Florinda a armar un alboroto, un vecino me dice : “se acaba de ir la luz en España y en partes de Francia también”.
Les juro que por un momento pasó por mi mente “bueno, ahora de alguna forma vamos a ver la 3ra guerra mundial desde la primera fila”.
Pero como la adulta que soy, después de haber vivido levantamientos civiles en Venezuela y el mayor sismo en México de los últimos 20 años, saqué de mi mente la primera regla ante la incertidumbre: mantener la calma.
Así que en mi apartamento, viendo como poco a poco se nos acababan las baterías de los celulares, laptops y Ipads, le dije a mi esposo que nos fuéramos a la playa.
Después de una caminata de 37 minutos, paulatinamente las calles se fueron llenando de personas. Familias a la orilla del río jugando. Parejas paseando sus perros. Chicos con sus kayaks.
Por un momento me sentí en una situación completamente inversa a la pandemia, las personas estaban afuera viviendo sus vidas porque dentro de la casa no había nada qué hacer.
Cuando desistimos de tratar de mojarnos porque el agua estaba HELADA, me vestí y me acosté debajo de un árbol. En ese momento sentí cómo mi corazón se hacía chiquito pensando lo dependientes y susceptibles que somos a situaciones completamente ajenas a nosotros.
Aunque a la vez, te puedo asegurar que llevaba demasiado tiempo sin genuinamente sentir el aire en mi cara, las hojas sonar, llevaba tiempo sin estar realmente presente. Sabía que la luz no iba a regresar pronto, así que genuinamente no estaba apurada por llegar a ningún lado, ni a las prisas para hacer nada.
Un par de horas antes de que cayera el sol, nos encaminamos a la casa, había niños jugando en las calles, y TODOS los balcones de los edificios tenían personas tomando vino, otras leyendo, otros fumándose sus cigarros. Iván y yo decidimos jugar todos los juegos que podíamos: UNO, stop o basta (depende de cómo no conozcas), batalla naval, dibugimnasio y así pasamos los últimos minutos de luz solar.
Hasta que de repente escuchamos toda la calle gritar de alegría, nos asomamos, y ¡LA CALLE TENÍA LUZ! Niños saltaban de la emoción, los viejitos se abrazaban, de verdad fue un momento muy lindo.
Y aquí llegamos al final de mi viaje, te voy a ser honesta, no sé cómo sentirme al respecto. De verdad siento que todo el día pasaron demasiadas emociones por mi cuerpo; algunas de profundo miedo y algunos recuerdos de momentos genuinamente muy difíciles para mi; otras de paz y serenidad, de estar conectada con lo que es realmente importante. No lo sé, pero puedo concluir diciendo que esta es otra mancha para este tigre llamado vida.
Si les sirve de algo, mis recomendaciones después de estar tanto tiempo en oscuridad son las siguientes:
¡Tener dinero en efectivo! Nadie es más fan de las tarjetas que yo por su practicidad, pero en caso de que no tengamos accesos a cajeros automáticos o a puntos de venta, el efectivo puede ser salvavidas.
Una radio de pilas. Creo que lo único que me hacía sentir realmente en incertidumbre era no tener manera de saber qué pasaba más allá de mis narices, así que compra necesaria.
Siempre tener un par de atunes o sardinas en la dispensa.
Las siempre buenas y confiables velas.
Y mira, te voy a ser honesta, una botella de vino no está mal hahaha
Recomendaciones de la semana:
Justo hoy (martes), después de haber vivido lo de ayer, esto me ayudó mucho a sentirme bien. Conversaciones profundas y lindas:
Caney Studio (mi estudio animación) y en este caso particular, mi esposo, hizo la cartela de títulos y de créditos de este video. Más allá de eso, la canción es hermosa.