Hoy te daré chisme real, hasta con fotografías, contándote las anécdotas más icónicas que han pasado desde el inicio de este viaje y compartiéndote algunos recuerdos que ahora amo.
La moridera
Ok, imagínate esto, llegas finalmente después de un mes al lugar que ya habías soñado, un lugar que en fotos se veía precioso… para descubrir ¡Que te habían mentido descaradamente!
Sí, algo así fue nuestra llegada al Airbnb que habíamos rentado en Porto.
En la descripción decía que tenía una terraza increíble, gigante, increíble… Y resultaba que la mayoría de las amenidades eran comunales (hasta la cocina), y toda nuestra estadía la vivimos en dos habitaciones microscópicas y un baño semi funcional.
Fue allí donde nos aconteció nuestra primera tragedia.
Como no teníamos cocina, y hacía muchísimo frío, dejamos unos pastelinhos de nata (que son unos panes a base de huevo) fuera. Con la calefacción se echaron a perder e Iván se los comió.
¿Resultado? Una noche que sentí cómo si hubieran sido miles de noches, con Iván intoxicado con una fiebre altísima. Y nosotros con varias de entregas de algunos proyectos.
Traté de resolver los proyectos como pude y mientras Iván ardía de fiebre yo solo pensaba “¿a dónde rayos nos traje? Ni siquiera tenemos seguro y no conocemos a nadie en este país.”
Gracias a Dios, al Universo y a todos los santos, Iván sudó toda su fiebre esa noche y a la mañana siguiente amaneció como nuevo.
París y la maleta perdida
3 semanas después del acontecimiento pasado, ya habíamos conseguido el apartamento en el que vivimos ahora. Y justo a los días llegó Mari (la mami de Iván, mi esposo)
¡Fuimos a París! Solo que sin su maleta, porque su maleta se quedó en otro país.
(no te preocupes, una amiga nos ayudó y la maleta llegó a los días a su casa. Logramos obtener la maleta de vuelta, aunque un poco destruída)
Las visitas





Algo que me ha parecido muy mágico de estos primeros meses acá, es que me siento mucho menos sola de lo que pensé que me sentiría.
Tal vez porque todavía traigo un poco de resaca emocional de cuando migré a México en el 2017. Allí me costó muchísimo hacer amigos, estuve demasiado tiempo sintiéndome sola.
Pero esta vez, más allá de estar acompañada de mi esposo (que agradezco todos los días porque él de verdad es un gran compañero), esta vez he conectado con personas nuevas y reconectado con amigos del pasado.
Además de que tuve la suerte de que vino toda mi familia que está exparcida por el mundo, y hasta mi mejor amiga que vive en Argentina vino e hicimos surf.
No sé si es la ciudad, no sé si es el universo, pero siento que hay algo acá que es un poco mágico.. lo que me lleva a la última sección de esta recapitulación de fotos.
Los 30 de Iván
Yo estaba muy triste porque teníamos mucho trabajo y no íbamos a tener el tiempo de celebrar a mi esposo como me hubiera gustado.
Sin embargo la magia de la ciudad hizo de las suyas y le escribieron varias personas que venían de viaje de casualidad justo en su cumpleaños.
Fuimos un poco escépticos porque sentíamos que no conocíamos mucho a estas personas. (Una chica era amiga de Iván del trabajo, junto con su pareja, y Poly, una chica que también está pasando su momento de nómada en Madrid)
Sin embargo, no solo sentimos que congeniamos, si no que terminamos pasándola tan bien que a la una de la mañana estábamos en un Burger King cantándole cumpleaños a Iván mientras él traía puesta una corona de Peppa Pig.
Ahora que veo mis fotos, hay muchísimas historias más que compartirles pero ¡díganme si les gustó este formato!
Y para no perder la costumbre, terminaré esto con una conclusión personal: a veces no es lugar, si no las personas que decidimos ser en ese lugar. Acá en Portugal estoy poniéndome como meta el intentar ser más abierta a las experiencias de la vida. Al socializar más. El disfrutal más. Y el dedicarle tiempo a las cosas que son importantes para mi, como este blog.
PD: Todas las fotitos son análogas tomadas con mi zámara Olympus Zoom 80
Recomendación de la semana:
Como no puede faltar, acá les va la recomendación de un Podcast sobre historias de Reddit, estoy obsesionada porque las historias están increíbles, no paro de escuchar uno tras otro:
Comencé a leer el libro de El Camino a casa de Radhanath Swami. Usualmente leo ficción, pero me está gustando mucho esta biografía.